Hoy hace un año desde que el Real Valladolid de Abel Resino ganó en Huelva y comenzó su escalada. El partido en el Colombino dio salida a tres victorias consecutivas muy necesarias 

Hace justo un año el Real Valladolid llegaba a la vigésimo cuarta jornada con el agua al cuello. La última derrota en casa ante el Granada, tercera consecutiva, dejaba al equipo a tan sólo tres puntos de los puestos de descenso y al entrenador, Abel Resino, con un pie fuera del estadio José Zorrilla. Pese a las declaraciones de José Antonio García Calvo, entonces director deportivo, el partido en el Nuevo Colombino se mostraba como una final para el entrenador toledano, que de perder, vería finalizado su periplo por la ciudad del Pisuerga. 

Para afrontar el partido el hoy técnico del Granada no lo tenía fácil. La sanción de Pedro López y las lesiones de Marc Valiente, Jofre Mateu, Carlos Lázaro, Fabio Faria y Jacobo Sanz dejaban al equipo en cuadro hasta el punto de que tres jugadores del filial debían viajar con la expedición, Javi Jiménez, Quique González y Pablo Gómez. Por contra, debutaba en una convocatoria blanquivioleta Mehdi Nafti. Fue en este partido cuando el cuerpo técnico dio un cambio de timón al equipo con la entrada del franco-tunecino en lugar de Álvaro Rubio. 

El fondo de armario blanquivioleta 

El encuentro en Huelva, además de para cambiar la dinámica del equipo, sirvió para ver en acción a jugadores que habían pasado de puntillas por la temporada. Jordi Figueras o Antonio Barragán se hicieron con un puesto desde este partido. Las bajas de compañeros les dieron una oportunidad que ninguno desaprovechó y que utilizó para hacerse con la titularidad hasta el final de campaña. 

Otros compañeros como Javier Baraja u Óscar González también salieron reforzados de este partido auqnue de forma diferente. El capitán lo hizo gracias a buen juego, liderazgo y la primera clase de que con Nafti se entendía a la perfección. El charro, por su parte, salió reforzado por una tarjeta roja. Óscar sufrió al borde del descanso una expulsión que puso en peligro la victoria pero que a la larga, fue beneficiosa para el equipo y parael propio jugador. 

Abel apuesta por Óscar 

El caso de Óscar González y Abel Resino es muy parecido al que el futbolista del Real Madrid, Kaká, confesó haber vivido con su entrenador José Mourinho. Abel tuvo, tras la expulsión, la opción de “matar” al futbolista, pero no lo quiso así. El toledano seguía confiando en el ‘24’ y lo demostró 14 días después cuando Óscar volvió a ser de la partida ante el Elche tras cumplir el partido de sanción. 

La resolución que tuvo la expulsión de Óscar y el ‘descubrimiento’ de jugadores como Nafti, Jordi o Barragán hicieron del partido en Huelva mucho más importante que los tres puntos que se obtuvieron allí. Tras la victoria en Huelva llegaron cuatro partidos consecutivos sin perder con tresvictorias y un empate, resultados más que buenos para calificar la victoria ante el equipo de Juan Carlos Ríos como “el punto de inflexión” del Pucela de Abel.