El Pucela se ahoga en su propia ambición

Marc Valiente intenta ayudar a Álvaro Rubio a superar sus problemas físicos (Norte de Castilla)
El Real Valladolid cae en el último suspiro del partido después de generar más ocasiones que el rival. El tanto inicial de Javi Guerra fue contrarrestado por Iago Aspas y Joan Tomas 

El Real Club Celta de Vigo visitaba el estadio José Zorrilla y lo hacía apelando a la importancia del duelo. Por el contrario, el Real Valladolid era consciente del duelo, pero restando el tremendismo de la palabra “final” a los 90 minutos. Pese a ello, fueron los de Miroslav Djukic los que más trabajaron por los tres puntos pero sin el premio de conseguirlos. La segunda parte blanquivioleta fue el ejemplo de la ambición de unos y el conformismo de los otros, ideas que no encontraron su botín. En el minuto 92 una gran jugada individual de Fabián Orellana fue aprovechada por Joan Tomas para golpear duramente la moral del Real Valladolid y alimentar el término ‘crisis’ que envuelve al equipo desde la derrota en Córdoba. 

Fue quizás ese exceso de ambición del equipo local lo que le mató en los últimos instantes del partido. Si el equipo hubiera guardado un poco la ropa y se hubiera conformado con el punto, nada hubiera pasado y el Celta no se hubiera llevado lo injustos tres puntos con los que se ha marchado de Valladolid. Aquí debe radicar una de las preguntas sobre el partido y ver cómo es el equipo y cuáles son sus virtudes y defectos

Duro castigo de la peor forma posible 
El tanto gallego en el último suspiro fue demasiado duro. Quizás tras los primeros 45 minutos no hubiera sido un jarro de agua fría pero viendo y analizando la segunda mitad el castigo fue tan duro como excesivo. Tras el descanso el Pucela salió sin complejos y sin conformarse con el empate, algo que sí hizo el Celta. Los cambios así lo marcaban. Mientras en los locales entraban futbolistas como Manucho, Jofre o Jorge Alonso, en los visitantes las permutas llevaban el nombre de Insa, Toni o Joan Tomas. 

Las permutas tácticas de unos eran en la parte superior mientras que en los otros se producían en la retaguardia. La entrada de Natxo Insa por Mario Bermejo en el minuto 83 habla de las idea de Paco Herrera y aumentaba, aún más, el botín que los vigueses se llevaron en el último suspiro. 

Orellana y los añadidos 
El tanto de la derrota blanquivioleta lleva la firma del catalán Joan Tomas pero el verdadero protagonista ha sido el chileno Orellana. El futbolista propiedad del Granada se zafaba de dos jugadores en el costado izquierdo del área blanquivioleta para brindar el gol a su compañero. El gol significaba dos puntos para el casillero vigués que veía, por segunda vez, como le robaba puntos a los pucelanos en los últimos minutos

En el partido de la primera vuelta ya fue Orellana el que anotó un gol sobre la bocina que arrancó dos puntos de las manos del equipo de Miroslav Djukic. Con el premio que volaba en el José Zorrilla en los últimos compases del partido, han sido tres los puntos que el Celta y el habilidoso extremo han conseguido arrebatar al Pucela esta temporada en unas circunstancias muy parecidas. En el mes de septiembre las consecuencias fueron escasas ya que el equipo reaccionó bien y supo leer del partido en Balaídos las buenas sensaciones que su juego dejó. Ahora, con menos margen de mejora, las consecuencias deben ser las mismas y los aspectos positivos del partido prevalecer sobre los negativos.
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