Entrevistar a Víctor Manuel Fernández es hablar con un jugador histórico, un futbolista de esos que ya no quedan en el mundo del fútbol. Es más, en los últimos días charlar con el eterno ‘21’ es hacerlo con un entrenador y su prisma de las cosas parece no haber cambiado. Sigue siendo la misma persona que llegó al Pucela siendo un joven futbolista y el mismo que guió al equipo a aquel magnifico ascenso que resume aquí.

“Aquello fue una temporada llena de alegrías”, dice. Para llegar a ese punto afirma que el “grupo estaba lleno de confianza ya que salíamos al campo sabiendo que íbamos a ganar”. Como el 100% de las personas que recuerdan aquel ascenso, Víctor también habla de Mendilibar como hombre vital en aquello. “Mendilibar nos convenció que su manera de jugar era la buena”, afirma mientras asegura que el vasco “tenía los jugadores perfectos para jugar así”.

"Mendilibar tenía los jugadores perfectos para jugar así"

El convencimiento del entrenador era tal que tenía a todos los jugadores “comprometidos con el objetivo”. Para ello usó la Copa del Rey y aprovechó “para que los jugadores que jugaban menos, se sintieran importantes”. Eso sí, por muchos o pocos minutos que jugaran algunos jugadores, ninguno fue tan resolutivo como él. Anotó grandes goles, entre los que se queda con los de Elche y Real Madrid Castilla, hasta el punto de que pudo haber luchado por aquel pichichi con Marcos Márquez. Así recuerda aquel posible galardón el futbolista: “La verdad es que no pensé en ello hasta que metí los tres goles al Albacete en la penúltima jornada. El árbitro no me dejo pelearlo y me sacó una amarilla injusta por no pedir barrera”. Como él califica, fue “una pena” no poder luchar por aquel premio porque hubiera sido aún más reconocimiento al trabajo de equipo.

Patente superioridad

Todo salió bien y lo hizo pese a las dudas del principio. Víctor, como todos, dudó del éxito del equipo por “los dos años anteriores” y por “la difícil pretemporada”. Eso sí, todo cambió cuando “en el primer partido, en El Molinón, empezamos a darnos cuenta que teníamos buen equipo y que la manera de jugar era muy buena”.

Así, partido a partido y punto a punto, todos empezaron a creer en el equipo porque “nos veíamos fuertes dentro del terreno de juego”. Como Víctor afirma “entrábamos al campo sabiendo que íbamos a ganar aunque no sabíamos cómo”. Un buen ejemplo de esta sensación que cuenta el capitán del partido del ascenso fue la remontada ante el Poli Ejido. Con esa vuelta de 2-0 a 2-3 el equipo “se convenció de que íbamos a ascender”. Se mentalizaron desde el duelo ante los de Antonio Tapia porque “dimos un paso al frente y muy firme”. Después llegó al confirmación.

“El gran Chemita” 

Aquella temporada terminó con una buena noticia y una mala. La positiva era que se regresaba a primera pero la mala, que Chema abandonaba el equipo. Víctor confiesa que fue “difícil” porque “éramos muy amigos”. El recuerdo es mayor y la ausencia más dolorosa porque “era como el hermano pequeño de Marcos y mío”.

Eso sí, Víctor reconoce que se alegró mucho porque “tuviera una buena despedida con su público”. Él también la tuvo al dedicarle los tres goles de aquel día y el que anotó ante el Real Murcia con el equipo ya ascendido. Fue un broche triste a la temporada por su marcha pero alegre por la forma en que vistió por última vez de blanquivioleta.

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