Óscar González y Alberto Bueno dan resultado al gran partido blanquivioleta en Barcelona. Sus goles remontan el tanto inicial de Carmona y permiten seguir soñando con el ascenso 

Dice el cantautor Quique González que "la suerte es una ramera de primera calidad”. El artista madrileño afirma que no se puede dejar nada al azar, que en el momento en que la fortuna aparece, nunca es para ayudar. Con su frase se puede empezar a hablar del partido del Real Valladolid en Barcelona y se debe quitar todo aquello que apela a que los de Djukic han gozado de suerte para obtener estos tres últimos puntos. Los futbolistas blanquivioleta, y volviendo a parafrasear a Quique, “están escribiendo en los campos de fútbol una historia de alta intensidad”. Lo están haciendo así porque por muchas trabas que encuentren en su camino, siempre se rehacen y terminan superándose para seguir creyendo que el ascenso directo es posible. 

Es cierto que ascender no será fácil, ¿pero qué ha sido sencillo para este equipo? Los jugadores que forman el actual vestuario blanquivioleta derraman hasta la última gota de sudor para elevar al club al puesto que se merece pese a la dificultad que conlleva. Ante el filial culé han sido Óscar González y Alberto Bueno los que se han llevados los puntos, pero el sacrificio y el pundonor ha sido de todos, como siempre. Desde el comienzo se ha visto que el encuentro no sería sencillo pero también se ha percibido que el equipo lo lucharía hasta que el cuerpo dijera "¡basta!". 

Nervios iniciales 

El físico, la presión y los sentimientos afloran en las últimas jornadas y el Real Valladolid no es inmune. En el comienzo de partido los visitantes se mostraban nerviosos. Seguramente lo hacían acogotados por los dos puntos perdidos en el duelo ante el Hércules. Ante el recuerdo del auto-gol de Manucho costaba que llegaran las ideas y los pases se quedaban cortos. El partido iba avanzando y con él, el asentamiento del Pucela se hacía palpable. 

El paso de los minutos generaba una evolución pucelana que le hacía llevarse la posesión del balón y el peso del partido. De esta forma llegaban las primeras ocasiones violetas con Javi Guerra como principal estandarte. El malagueño marraba dos oportunidades cuando muchos apuntaban ya un nuevo gol a su casillero. Al final de los 90 minutos el ‘9’ blanquivioleta no conseguía ver puerta como tampoco lo hacía el mayor peligro culé, Gerard Deulofeu. 

El joven y habilidoso extremo culé generaba todas las ocasiones locales pero para el recuerdo quedaba una. Su carrera en el minuto 45 de más de 40 metros puso el miedo en el cuerpo. Su definición no era tan buena como su conducción y regate pero Jaime también tuvo culpa. Sobrepasados unos problemas iniciales, el cancerbero paraba de forma prodigiosa y evitaba un daño psicológico importante. 

Determinación única 

Con la reanudación del partido, el juego no cambió en exceso. Los de Djukic seguían teniendo el balón y el peso del partido. El reparto de las ocasiones era favorable también para los pucelanos pero no la puntería. En la primera oportunidad de los catalanes conseguían hacer el 1-0. Una gran jugada colectiva provocaba el tanto del exblanquivioleta Carmona para incentivar una nueva situación heroica. 

Ese sentimiento de superación fue llevado a la perfección por el jefe del juego ofensivo del Pucela, ‘Mágico’ González. El ‘10’, muy renqueante en el aspecto físico, asumió galones y con un tanto a diez minutos del final daba esperanzas a la victoria y al empate de puntos con el Celta de Vigo. Para ello se necesitaba otro gol que no tardaría en llegar. Seis minutos después del 1-1 y con dos jugadas de ‘calentamiento’, Óscar sacaba un córner que Alberto Bueno remataba de forma majestuosa a las redes azulgrana. 

En tan sólo seis minutos los futbolistas han materializado con goles ese poder en el partido. Los de Djukic han gritado una vez más por qué están capacitados para estar en Primera la próxima temporada, a la vez que daban motivos para que su fútbol, estilo, carisma y coraje sea percibido por todos. Nadie se puede perde a éste equipo, y menos la Primera división. 

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