“Esto es lo que hay”, “necesitamos fichajes” o “espero que así podamos cerrar parte la plantilla”. Estas frases son aquellas palabras que se pudieron escuchar en el estado Mata do Real de Paços de Ferreira. Las palabras también se pueden añadir a Miroslav Djukic. El técnico pucelano no fue tan directo pero sí que dejó claro que al equipo le falta para el debut liguero en Zaragoza. 

Por equipo, el técnico se refiere al conjunto completo. La división es cada vez más clara y comienza a afectar al vestuario. Las obligaciones de plantilla han obligado y muchos jugadores se encuentran mentalmente fuera del grupo En los primeros 60 minutos de encuentros se apreciaba este problema a la perfección. Falta de acoplamiento, ausencia de automatismos y estados físicos cuestionables se unían a fallos garrafales e individuales que mataban al equipo. El primer gol de Paços de Ferreira se convertía en un ejemplo palpable de un cúmulo de problemas de edad. Fallo aéreo de Pesca, mala cobertura de Iván Casado y repliegue desorganizado de toda la defensa. 1-0 y más problemas. El autoestima por los suelos porque nadie sabía qué hacer ni qué corregir. Lógico, teniendo en cuenta el rodaje y el currículum de gran parte del once que había en el terreno de juego. 

Horrible juego tras la reanudación

En el vestuario los jugadores se dieron cuenta de que en este partido, y en los próximos 15 minutos, estaban gran parte de sus posibilidades. Unos tenían la opción de rascar minutos para la temporada, otros, por su parte, se jugaban la posibilidad de llegar a competir con el primer equipo pucelano. Sea de una forma u otro no conseguían llevar a la práctica la idea. El comienzo de segunda mitad era triste y flojo. Dos goles de Caetano, en el 47 y en el 53, tiraban por tierra todo el trabajo y la posible reacción. 

Los futbolistas imposibilitaban el cambio y Djukic no esperaba más. El técnico serbio arañaba tres minutos a lo programado y los titulares saltaban al terreno de juego. Desde el primer balón y la primera posesión que disputaron se vio otro juego. Transiciones rápidas, profundidad en bandas y posesiones largas. Solamente un pero: enlazar con Javi Guerra. Al igual que en Aveiro el malagueño sufre en la llegada del balón y sin él es difícil hacer gol. Lo rozaba tras un centro de Ebert pero la fortuna le fue esquiva, algo que no le ocurría a Filipe que se aprovechaba de un rechazo en el área que defendía Rodrigo. 

El 4-0 resulta un palo duro por lo abultado del marcador pero poco realista para lo visto en Portugal y lo que se verá en Zaragoza. Contextualizad y desdramatizar son las dos palabras más importantes de un encuentro que no debería deja más huella que la que el propio marcador de Mata de Real.

① Cómo jugaron los futbolistas titulares del encuentro ante Paços de Ferreira