“Han aprovechado nuestra dinámica”. Estas fueron unas de las palabras de Abel Resino, hace escasos días, sobre su paso por el Real Valladolid y la situación actual del equipo de Miroslav Djukic. Lo cierto es que no le falta razón. Jugadores como Óscar o Nafti y movilidades como las que se ven con Nauzet, el salmantino y Sisi en media punta y Javi Guerra arriba, son, en gran parte, obra del cuerpo técnico que lideraba el toledano. 

El ex de Atlético de Madrid o Granada hizo algunas cosas mal en su tiempo de blanquivioleta, pero otras bien. Algunas de estas últimas fueron las elecciones de Nafti y Óscar y la rueda de prensa de Alcorcón. En el estadio madrileño, Abel mostró sus cartas. Puso la cruz a algunos futbolistas, mientras otros comenzaron a demostrar que su sitio era el estadio José Zorrilla. Independientemente de fichajes que llegaron tras ese partido, después del doloroso golpe que supuso esa derrota, futbolistas que se encontraban en el vestuario, empezaron a tener una mayor repercusión. 

Nuevos nombres, más puntos 

Antonio Barragán, Óscar González y Jordi Figueras eran jugadores sin casi aportación en el equipo hasta el mes de enero. Tras este partido y después de que sus compañeros de puesto demostraran no estar para competir, Abel apostó por ellos. Hizo bien porque el juego, los resultados y el equipo así lo demostraron. 

Tras el partido en Santo Domingo, y finalizar la primera vuelta del campeonato, el Real Valladolid obtuvo 40 puntos. Tan sólo el Elche consiguió más ya que firmó 41 en las 21 jornadas disputadas. Dicho puntaje mejoró el escaso bagaje de la primera vuelta y dejaron al Pucela en puestos de un play-off que no consiguió superar. 

El resumen de la historia del estadio alfarero es que aquella derrota en Alcorcón vino bien al equipo de Abel y al club de Carlos Suárez. Le sentó bien porque tras esos lamentables 90 minutos, se formó un equipo. Con ella, se creó un gen competitivo que ha llevado al Real Valladolid a la situación actual, que no es otra que a dos partidos de regresar a Primera división. El cambio se hizo con una derrota pero se terminará de demostrar con una victoria, que es, curiosamente, el único resultado que le queda por conseguir al equipo blanquivioleta en el humilde estadio amarillo. Tras la mencionada derrota y el empate de hace escasas semanas, tan sólo queda una victoria. ¿Será esta vez? ¿A la tercera llegará la vencida?