Patrick Ebert se convierte en el segundo jugador alemán de la historia del Real Valladolid. Tras Peter Hans Drenks, en el año 1975, el extremo aumenta la lista de germanos

Tuvieron que pasar 47 años hasta que el Real Valladolid contrató al primer jugador alemán de su historia. Ahora, han tenido que pasar otros 37 para que Peter Hans Drenks dejara de ser el único futbolista germano de la historia blanquivioleta.

Artículo de presentación: ¿Quién es, realmente, Patrick Ebert? 

Ambos jugadores coinciden poco en su estilo de juego - uno es extremo y el otro era delnatero centro-  pero sí que se asemejan en la forma de su llegada a la ciudad del Pisuerga. El ex del Hertha de Berlín aterriza en España de la 2.Bundesliga, igual que el delantero de los años 70. La diferencia es que uno llega contratado y con el aval de toda su carrera, mientras que el delantero tuvo que ganarse el puesto en los entrenamientos, ya que llegó a prueba.

Misma edad, mismo contrato

Ebert llega consolidado en el fútbol alemán, con más de 100 partidos en Bundesliga y habiendo debutado en Europa. Estos datos eran una utopía para su predecesor en la estirpe alemana, pese a llegar a Valladolid con los mismos años, 25. Peter Hans Drenks no había pasado de la categoría de plata en Alemania cuando firmó por el Real Valladolid. Eso sí, desde que llegó a Valladolid mostró  personalidad y liderazgo. En los 21 partidos que el futbolista jugó con la blanquivioleta mostró fuerza y carácter, algo de lo que está sobradamente dotado el nuevo jugador del Real Valladolid.

Al año de llegar, Hans Drenks regresó a Alemania. El idioma siempre fue un problema para él y volvía a su tierra pese a que, como Ebert, había firmado dos años. De la mano del uruguayo Héctor Nuñez, Peter Drenks anotó seis goles y coincidió con futbolistas del tamaño e importancia de Antonio Santos, Manolo Llacer, José María Lizarralde o Juan Ramón Docal.

La huella que dejó fue positiva. Fue un futbolista querido y respetado durante aquel año. El no ascenso del equipo le dejó sin el protagonismo que se merecía un futbolista profesional y que se caracterizaba por un potente golpeo de balón y una fortaleza física poco habitual aquellos años.

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