Una derrota con un mensaje para la dura realidad

· SUPERADO. Aspas fue un incordio para el Real Valladolid (FarodeVigo) ·
Un Real Valladolid plano y previsible cae contundentemente en Balaídos ante el Celta. El tanto de Alberto Bueno fue un fogonazo dentro de la penumbra de un Pucela muy mermado 

► El tanto de Alberto Bueno fue inservible ante el golazo de Alex López y el doblete de Iago Aspas 
► La entrada de Peña y la colocación de Larsson con Javi Guerra animaron mínimamente al Pucela 
► En el minuto 77, el delantero sueco dispuso de la única ocasión de gol para el conjunto de Djukic 

Minuto 82 de partido. Se retiraba del terreno de juego Omar Ramos, uno de los más destacados del equipo visitante, y entraba al terreno de juego Lolo. El cambio, incomprensible por muchos aspectos tácticos y deportivos, tenía una justificación clara y una dirección concreta. A falta de ocho minutos para el final del partido, Djukic sabía que no podría obtener nada de Balaídos y quiso dejar claro que la plantilla es corta y que los fichajes en el mes de enero son necesarios. 
 
El mensaje que el serbio utilizó con Lolo, ya lo dejaba caer minutos antes con Javier Baraja. La entrada del capitán a falta de 13 minutos era la demostración de las pocas variantes pucelanas para un partido ante un rival directo. Con la baja de cinco jugadores, el plantel se quedaba en cuadro y las opciones de puntuar eran casi nulas. Lo fueron en las sensaciones iniciales y se corroboraron en el transcurrir de los minutos. Pese al empate de Alberto Bueno en el minuto diez, el Real Valladolid fue muy inferior a su rival y, por ello, perdió de forma justa. Incluso en Balaídos, el inexistente penalti señalado por el colegiado no puede borrar un ápice del mal encuentro castellano. 

El mal presagio se cumplió 
El marcador que señalaba Balaídos al final del encuentro demostraba muchas cosas y todas ellas ya estaban en la mente del Real Valladolid desde hace días. Cuando ante el Fútbol Club Barcelona se confirmó que Óscar González no estaría en Vigo, se había perdido la calidad del fútbol blanquivioleta. Cuando al regresar a los entrenamientos, se conoció que Patrick Ebert no llegaría al encuentro, se supo al 100% que el Pucela perdía carácter. Es más, y siguiendo con las bajas, cuando en el último entrenamiento, se oficializó la lesión de Víctor Pérez, se pregonó que el Real Valladolid no tendría fútbol en Balaídos. 

Sin calidad, carácter y fútbol, el Real Valladolid se convertía, sobre el papel, en un equipo plano y previsible, como así se confirmaba con el partido. Desde el minuto tres, con el primer disparo vigués sobre la meta de Dani, se veía que el Pucela iría por detrás en el juego. Los vigueses tenían opciones, variables y diferentes planes, el Real Valladolid no. Carecía de ellas en el campo, pero también en el banquillo

Una derrota con mensaje 
Ese primer disparo del Celta llegada desde la frontal terminando una jugada elaborada, el primer gol llegó de una forma muy diferente: tras una clase práctica de cómo debe ejecutarse un contragolpe. Los de Paco Herrera tenían activos en el campo para ejecutar esas opciones, el rival sólo podía desear tener una posesión y buscar un centro de Omar Ramos o la llegada de Antonio Rukavina hasta línea de fondo aprovechando el desconcierto del debutante Daniel Larsson

El solar que dejaba el seco en el costado diestro del ataque pucelano provocaba la entrada de Rubén Peña. El futbolista del Promesas entraba a los pocos minutos del segundo acto para buscar algo de profundidad por banda y remontar el 2-1 con el que los locales cantaban victoria al descanso. Un inexistente penalti que Velasco Carballo señalaba sobre Iago Aspas rompía la igual de marcador, que no de juego. 

Tras el descanso el Celta de Vigo sentenciaba. Una nueva variable de los gallegos mataban al Real Valladolid. La muerte de los pucelanos era tan obvia que Miroslav Djukic decidía utilizar la derrota para mandar un mensaje. Con el 3-1 cambiaba jugador por jugador en dos ocasiones y quemaba los cambios, algo que no hizo en partidos como ante Real Zaragoza, Espanyol, Málaga, Real Sociedad y Real Madrid. En esos cinco encuentros el Pucela tenía opciones de ganar hasta el último minuto, en Balaídos no. Así, Djukic quiso utilizar la victoria para que la dura lucha por el descenso sea en igualdad de condiciones, variantes y posibilidades que los rivales. En Vigo no fue así y el resultado fue tan duro como corto.

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