Fallos viejos... y nuevos

El Atlético de Madrid golea en Zorrilla a un Real Valladolid inferior pero no en las cifras del resultado final. El equipo blanquivioleta no gozó de ocasiones claras, mientras el rival mató en casi todas sus llegadas. Iturralde tuvo su ración de protagonismo.

Mendilibar contento por el rendimiento del equipo en general, y de Bueno en particular, decidió dar continuidad a todos los titulares dentro de lo permitido. Sesma y Arzo salían de la titularidad para dar entrada a Luis Prieto y Diego Costa. Los demás, salvo Pedro López, lateral de la confianza del entrenador, eran los mismos que seis días antes fueron de inicio en la injusta derrota en Getafe. Pese a ser casi el mismo once las cosas desde el primer momento no fueron como ante el equipo de Michel: Borja y Pelé, activos en el Coliseum, demostraban desbarajuste en la salida de balón desde el inicio, el hecho de no saber contrarrestar la fuerza de Assunçao y Raúl García les lisió todo el partido. La línea defensiva se trasladó al 13 de septiembre. Aquella segunda jornada de Liga el equipo mostró mucha lentitud al jugar adelantado y poca reacción. 15 jornadas después a estos fallos se le añadió el hecho de que los laterales no estuvieran acertados. Ninguno de los dos realizó coberturas, y ambos pidieron un descanso o una salida regular del once. Si a los fallos en la parte de atrás del equipo, se le añade que Diego Costa, gran esperanza ofensiva, quería realizar todo él sólo y se trabó ante la acumulación de ideas e intenciones, el equipo fue el reflejo de la superioridad rival, que mereció ganar pero no en los números que lo hizo. El 0-4 final, no es ni mucho menos un buen reflejo de lo acontecido en los 90 minutos.

118 días la historia se repitió. El Real Valladolid al igual que ocurrió cuando el Valencia, durante la segunda jornada de Liga, visitó el José Zorrilla, sucumbió ante un grande por problemas localizados. Como ocurriera el pasado 13 de septiembre, los goles del rival se producen por fallos claros del equipo blanquivioleta. Fallos tontos, innecesarios y concretos que lastran a un equipo, que como bien había dicho su entrenador, venía jugando con mayor regularidad de ideas en las últimas jornadas. Todo el trabajo de las últimas semanas se fue al traste, el reflejo es que la afición, con razón, terminó enfadada, y lo que es peor, dolida, con el juego del equipo, pero sobre todo con la imagen dada de cara a la galería. Un 0-4 duele mucho, y es un resultado difícil de asimilar en casi el ecuador de la temporada.

El equipo de Mendilibar desde el comienzo demostró que sería una tarde dura y larga. La imagen de Diego Costa en el suelo, tras un inoportuno resbalón a la hora de intentar llegar a un balón, sería el comienzo de la impotencia de un equipo que no llegaba al área, y que cuando lo hacía los disparos eran tímidos y sin peligro. En cambio el rival llegaba y marcaba. En los dos primeras llegadas, dos goles. Y ambos de las mismas características. Aprovechando la escasa reacción que poseía el equipo al intentar jugar con la defensa adelantada.

Diego Costa al estilo del peor Eto’o
A nadie se le olvida aquel Eto’o que perdió durante dos años el trofeo Pichichi en las últimas jornadas. En aquellos partidos se apreciaba a un camerunés nervioso, egoísta y falto de ideas. Diego Costa, en el partido ante el que será su club, recordó mucho al Eto’o de finales de 2005 y 2009. Un delantero que intentaba hacer todo, un jugador que le podían las ganas de marcar para así, demostrar que se equivocaron con él en la orilla del Manzanares. Cuando quieres hacer tantas cosas en tan poco tiempo ocurre que no consigues ni una ni otra, y Diego Costa realizó uno de los peores partidos que se le recuerda con la camiseta blanquivioleta. Le pudieron los nervios o las ganas, pero lo pudo algo, porque Diego Costa no era el de otros encuentros.


Iturralde no se fue de vació
Ya lo decimos en la primera parte de la intrahistoria del partido, Iturralde no se podía ir de vacío y perjudicó al Real Valladolid. No pitarle un penalti claro, el de Marquitos, y uno dudoso, el de Canobbio. Además de no expulsar a Varela por la infracción sobre el extremo izquierdo, es perjudicar a un equipo, sea cual sea el resultado final del partido. De todos modos es algo que sorprende a los aficionados tanto como que no haya tenido ni esto, ni lo de la semana pasada, en Getafe, repercusión en los medios, es decir, nada.

Pese a esto, la imagen del equipo no puede ni debe reflejarse en la actuación prepotente del vasco. El equipo tiene en el mes de enero más fallos de los que se podía esperar, pero todos deben ser resueltos con Mendilibar en el banquillo. Sin él el equipo se perderá, pero con él el equipo volverá a ser el que ilusionó con los partidos ante el Deportivo, el Real Madrid o el Sevilla.
Crónica publicado en AupaPucela.com

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