Seis puntos sobre la salvación y las feroces y desproporcionadas críticas al estilo de juego del Real Valladolid. Dos datos que para muchos son válidos para dar al equipo de Onésimo Sánchez por muerto, por descendido a la Liga adelante. Y aunque parezca mentira este calificatico de "muerto" es algo bueno, muy bueno para los intereses violetas.

Tras lo acontecido esta última semana, con las críticas crueles al partido planteado para jugar contra el Real Madrid, el equipo parece haber encontrado el estilo para jugar de aquí al final de temporada. Lo mejor de todo no es que los 27 jugadores del equipo se hayan reunido alrededor de una idea, es que toda la afición lo ha entendido y ha defendido a la institución esta semana como si en ello le fuera la vida. La filosofía de luchar cada pelota como si fuera la última, de no amedrentarse por quien estuviera delante, y porque no decirlo, la sensación de volver a ser el equipo de lucha, garra y coraje que enamoró a todo aquel que había perdido la ilusión hace tres temporadas, no ha gustado, ha encantado. El Real Valladolid, pero sobre todo, sus jugadores, parecen haber encontrado otra vez la ilusión por seguir, por luchar y eso es algo que la afición necesitaba. Como bien decía Marcos el día en que su declaraciones fueron manipuladas, los resultados dependen del rival pero la actitud es algo que si uno no quiere no puede darse. "La gente no te puede decir que no has corrido, que no te has matado en el campo" afirmaba el capitán violeta con más razón que un santo.

Ahora en una semana en la que hay tres partidos, nueve puntos, el equipo posee una oportunidad de lujo para así poder salir de los puestos de abajo, o al menos seguir sumando. Porque todo el mundo da por muerto al Real Valladolid y tras esta semana en la que muy pocos estarán pendientes de lo que hacen Onésimo y los suyos, la opción de sumar un buen número de puntos, y reencontrase con la victoria, aumentaría el autoestima de todos lo violetas al igual que el nerviosismo de los rivales, que verían en el Pucela un duro rival, no un muerto.