Marcos ha hablado, y por otra parte no se ha cortado ni un pelo. Como debe ser, teniendo en cuenta que estamos hablando del capitán. En la situación actual en la que se encuentra el Real Valladolid es necesario que el capitán saliera al estrado del vestuario y pusiera las cartas sobre la mesa. El partido ante el Athletic de Bilbao en San Mamés, donde el conjunto blanquivioleta realizó uno de los peores encuentros que se recuerdan desde que se regresó a Primera en la primavera de 2006, ha terminado con la paciencia de un jugador que ama al Real Valladolid, que siente los colores blanco y violeta, y que tras 15 años en el club lucha por este y no por su beneficio propio. Su madurez como futbolista y como persona, que no solo proporcionan los años, le llevaron tras el entrenamiento de ayer a salir a zona mixta del José Zorrilla y asegurar que el que importa aquí es el equipo, el nombre que los jugadores llevan en el escudo y que deben, o en este caso, deberían de aquí en adelante defender hasta al extenuación.

Marcos ansia salir de esta situación, quiere que el Real Valladolid salga de los puestos en los que se encuentra porque estamos hablando del que pude ser su último año de profesional y no quiere que un grupo reducido, de cuatro cinco compañeros, terminen con el trabajo que hace cinco años una serie de “gladiadores” tuvieron que hacer para que este equipo, esta ciudad y esta masa social volviera a luchar entre los grandes. En ese grupo que regresó a la gloria estaba Mendilibar. En estas declaraciones, el ‘3’ blanquivioleta confiesa un secreto a voces: “a Mendilibar lo echamos los jugadores”, algo que hace un mes quitó de un plumazo las posibilidades del equipo violeta de seguir en la Primera División, sino todas, gran parte de ellas. Esperemos que tras este enésimo toque de atención, es cierto que por otra parte, es el primer puñetazo sobre la mesa, la situación y las sensaciones del equipo cambien, pero para que esto se produzca Marcos debe ser apoyado por todas las instituciones creadas en el Real Valladolid, desde el resto de los capitanes (Álvaro Rubio, Baraja y Pedro López), hasta la presidencia, donde Carlos Suárez parece haber entendido las palabras y quiere tomar cartas en el asunto. Desde el vestuario hasta la cima del árbol llamado Real Valladolid, quedan muchos puntos que pasar, desde le dirección deportiva hasta los cargos tan absurdos como innecesarios de Juan Carlos y compañía. El leonés ha necesitado de un crisis de este tipo para echar pie a un lado y ver todo desde la barrera. Pese a su desaparición en el momentos menos idóneo, TODOS deben apoyar al capitán porque sus palabras son las que todos esperábamos escuchar de la boca de un peso pesado del equipo, y Marcos lo es, pero lo es con el apoyo de todos. Por lo menos el de la afición lo tiene, y no es poco.